El concepto de dilatación temporal proviene de la Teoría
de la Relatividad descrita por Albert Einstein, que afirma que para un cuerpo
que se encuentre en movimiento, el tiempo transcurre a un ritmo diferente con
respecto al tiempo transcurrido en reposo. 
Según afirma Tripler y Mosca (2012) quienes se encuentren
en una nave espacial en movimiento, y desde su punto de referencia, no van a
notar alguna diferencia en el transcurso del tiempo, sus relojes siguen
corriendo igual para ellos, sin embargo, los observadores en la Tierra van a
notar la dilatación temporal al comparar su tiempo con el de la nave. 
Si bien el concepto de dilatación del tiempo resulta
difícil de comprobar, hoy en día el fenómeno puede ser medido con una mayor
precisión gracias a los avances en la tecnología. Los relojes atómicos
utilizados en la actualidad, se basan en resonancias ópticas de iones de
aluminio, por lo que se puede confiar más en el resultado de los experimentos
realizados para comprobar la dilatación temporal.
Para todo lo que se encuentra en movimiento en la Tierra
con respecto a aquellos cuerpos que se encuentran en reposo, la dilatación
temporal podría calcularse desde 1 segundo por cada 1000 millones de años, por
ejemplo, para una persona que camina a 1,5 m/s. Esta cifra sería
insignificante, ya que no se puede percibir en una simple observación. Pero
para aquellos instrumentos tecnológicos que deben estar perfectamente
calibrados en tiempo y espacio, tales como los satélites que orbitan la Tierra
y son los encargados de brindar la ubicación por GPS a todos los dispositivos
conectados alrededor del planeta, es vital tomar en cuenta la dilatación
temporal, por pequeña que sea, ya que omitirla, generaría errores en los datos,
cada vez más notorios con el paso del tiempo. Es por eso que en los relojes
atómicos que se encuentran dentro de los satélites, se realiza una corrección
temporal, basándose en la dilatación del tiempo que experimentan debido a la
velocidad con que orbitan el planeta. 
 Otro de los conceptos enigmáticos que provienen de la
Teoría de la Relatividad, es el de la Simultaneidad, por la cual dos sucesos
que ocurren en el mismo instante son simultáneos para un observador desde su
punto de referencia, pero para otro observador pueden no ser simultáneos. Esto
pasa porque la velocidad de la luz es constante y por lo tanto el tiempo y el
espacio no lo son. Así un observador va a percibir desde su lugar los dos
sucesos de forma simultánea, sea que se encuentre en reposo o en movimiento,
pero otro observador no va a percibir los sucesos de manera simultánea, debido
al movimiento de los sucesos o de sí mismo, con respecto al otro. El dilema de
todo el asunto es que no se puede establecer quién está en reposo o quién lleva
el movimiento, por ello depende del marco de referencia en que se vea. De tal
forma que la simultaneidad es relativa para cada observador y no existe forma
de comprobarla.
Otro de los conceptos enigmáticos que provienen de la
Teoría de la Relatividad, es el de la Simultaneidad, por la cual dos sucesos
que ocurren en el mismo instante son simultáneos para un observador desde su
punto de referencia, pero para otro observador pueden no ser simultáneos. Esto
pasa porque la velocidad de la luz es constante y por lo tanto el tiempo y el
espacio no lo son. Así un observador va a percibir desde su lugar los dos
sucesos de forma simultánea, sea que se encuentre en reposo o en movimiento,
pero otro observador no va a percibir los sucesos de manera simultánea, debido
al movimiento de los sucesos o de sí mismo, con respecto al otro. El dilema de
todo el asunto es que no se puede establecer quién está en reposo o quién lleva
el movimiento, por ello depende del marco de referencia en que se vea. De tal
forma que la simultaneidad es relativa para cada observador y no existe forma
de comprobarla.
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